Un día, el 2 de abril de 1982,
cuando muchos de los soldados tenían apenas dieciocho años, el gobierno no
democrático tomó la decisión de entrar en guerra contra Inglaterra, que desde
hace muchos años tiene tomadas, usurpadas nuestras Islas Malvinas.
Algunos se pudieron despedir de
sus familias, otros ni siquiera tuvieron ese derecho.
Algunos regresaron, otros
murieron en las islas.
Algunos pudieron reconstruir sus
vidas, otros no.
Algunos todavía siguen luchando
para derrotar esos recuerdos dolorosos que día tras día los acechan.
Algunos reflexionan y sacan sus
propias conclusiones recordando los aciertos y asumiendo los errores cometidos.
Algunos tienen marcas visibles de
la guerra, otros las llevan en su alma.
Algunos no pueden olvidar el
frio, la incertidumbre, el miedo y el hambre que pasaron.
Algunos pudieron volver a pisar
suelo malvinense para recordar a sus compañeros caídos, otros no.
Todos se sienten orgullosos de
haber defendido nuestras tierras.
Todos ellos reciben hoy nuestro
sincero y respetuoso homenaje.
Todos ellos son los grandes
héroes de Malvinas que se merecen nuestro reconocimiento y nuestro compromiso
diario de defender la paz en cada una de nuestras acciones cotidianas.
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